lunes, 17 de marzo de 2014

Soneto I

¿Puede una mirada salvar el mundo? 
¿Puede un niño fijar un nuevo cielo? 
¿Puede una lágrima apreciar el hielo? 
¿Puede el aire demente ser fecundo? 

Depende del ojo meditabundo; 
de historias agrias o de caramelo; 
de la fuerza del empuje y del celo; 
del amor en definitiva. Hundo 

mi alma en tus fuertes ojos como el mar, 
mis ganas en tus garras de felino 
mi cuerpo espera cauto tu condena. 

Y una mirada el océano va a calmar 
un zarpazo aturdirá el desatino
y el amor tejerá sutil cadena.

4 comentarios:

  1. Está muy bien ;) Logras la rima y la métrica prácticamente también (creo que hay un par de versos de 12 jeje).

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  3. Ahora ya sí es perfecto. Me gustan las palabras que has escogido y la concentración en el elemento de los ojos y la mirada... La mirada de la gente es algo que nunca (o casi nunca) miente y si, probablemente sea lo único capaz de el mundo y el alma de una persona.

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